Un dato que estremece
Según un estudio publicado por la revista Psychology of Sport and Exercise (2022), el 38% de los atletas de alto rendimiento han pensado en abandonar su carrera por sentirse ignorados o emocionalmente desatendidos por sus entrenadores o equipos técnicos. Esta cifra refleja una realidad alarmante: la negligencia —aunque no deje marcas visibles— tiene un efecto devastador en la motivación de quienes entregan su vida al deporte.
¿Qué entendemos por negligencia en el deporte?
La negligencia puede adoptar múltiples formas, muchas veces invisibles y naturalizadas. En el contexto deportivo, se refiere a la falta de atención, cuidado o apoyo emocional y psicológico por parte del entorno del deportista: entrenadores, dirigentes, cuerpo médico, federaciones e incluso medios de comunicación.
Algunos ejemplos comunes incluyen:
- No atender o minimizar señales de agotamiento mental.
- Ignorar peticiones de descanso o de ayuda psicológica.
- No ofrecer seguimiento tras una lesión.
- Rechazar la participación de atletas en decisiones relevantes para su carrera.
- Centrarse únicamente en los resultados y no en el bienestar integral del deportista.
Aunque no se trata de maltrato activo, la ausencia de contención, validación y acompañamiento puede resultar tan dañina como la violencia explícita.
Las consecuencias emocionales: desmotivación, abandono y daño psicológico
Diversas investigaciones han demostrado que los deportistas que experimentan negligencia presentan una mayor propensión a:
- Desmotivarse crónicamente.
- Sentir pérdida de sentido en su carrera.
- Padecer síntomas de ansiedad, depresión y burnout.
- Abandonar tempranamente el alto rendimiento.
- Tener dificultades para la transición al retiro deportivo.
El doctor en psicología deportiva Mark Andersen sostiene que “la negligencia, al ser silenciosa, es aún más peligrosa: hace que el atleta sienta que su malestar no es válido, que está solo, que no importa. Eso es un golpe directo a la motivación”.
Historias reales, consecuencias reales
Un testimonio potente también proviene de Marcelo “Chino” Ríos, ex número uno del tenis mundial y una de las figuras deportivas más importantes de Chile. En una entrevista del 2023, fue categórico:

“Cuando dejé de ganar, también dejé de existir para muchos. No había una llamada, un mensaje, una preocupación. Me di cuenta de que mi valor estaba en los resultados, no en mí como persona. Fue ahí cuando se me fue toda la motivación”.
Estas palabras resumen el peso de la negligencia emocional en la vida de los deportistas. No es solo lo que falta, es lo que se deja de construir: confianza, vínculo, sentido.
El círculo vicioso de la indiferencia
La negligencia puede instalarse como una cadena estructural: un entrenador que fue abandonado en su juventud replicará ese patrón con sus dirigidos. Las instituciones deportivas, si no tienen protocolos de salud mental o acompañamiento psicológico, validan con su silencio esa forma de operar.
Esto crea un entorno donde:
- El deportista solo es valorado por su rendimiento.
- El fracaso o la baja forma son vistos como debilidad.
- La salud mental es ignorada o estigmatizada.
- Las emociones son descartadas como “excusas”.
El resultado: motivaciones extrínsecas (como el miedo o la presión) reemplazan a las motivaciones intrínsecas (como la pasión, el propósito y la superación personal), lo cual mina la sostenibilidad emocional del deportista.
Acciones preventivas: cómo frenar la negligencia
Combatir la negligencia en el deporte no requiere grandes inversiones, sino voluntad, conciencia y formación. A continuación, se presentan algunas acciones preventivas clave para erradicarla:
1. Formación emocional para entrenadores
Incluir módulos de psicología deportiva en los procesos formativos de técnicos y directores deportivos, con enfoque en empatía, validación emocional y acompañamiento.
2. Protocolos de contención post-lesión
Implementar protocolos obligatorios de seguimiento emocional para deportistas lesionados, incluyendo sesiones con psicólogos deportivos o acompañamiento de pares.
3. Espacios seguros de diálogo
Fomentar encuentros mensuales donde los deportistas puedan expresar inquietudes, necesidades o emociones sin temor a represalias ni juicio.
4. Evaluaciones del entorno técnico
Realizar evaluaciones regulares de las relaciones entrenadores-atletas, para detectar signos de distanciamiento, negligencia o falta de comunicación efectiva.
5. Cambio cultural desde la dirigencia
Que las federaciones promuevan campañas que valoren al deportista como persona y no solo como medallista. Esto implica también visibilizar historias de vulnerabilidad, no solo de éxito.
6. Apoyo a la transición deportiva
Crear programas que acompañen al atleta en su salida del alto rendimiento, evitando que el retiro signifique un abandono total de vínculos y redes de apoyo.
No todo se entrena: también se cuida
A veces, no se necesita gritar para hacer daño. A veces, el silencio, la indiferencia o simplemente la ausencia son suficientes para que alguien pierda las ganas de seguir. Muchos deportistas no se rinden por falta de talento, ni por falta de esfuerzo. Se rinden cuando sienten que ya no tienen un lugar. Cuando el único mensaje que reciben es que valen solo si ganan. Cuando, en medio de su lucha interna, no aparece nadie a sostenerles la mirada y decirles: “estoy aquí, no solo por tus logros, sino por ti”.Escuchar, preguntar, acompañar. Parece poco, pero puede significar todo. Puede ser la diferencia entre que alguien siga… o se apague por dentro sin que nadie se dé cuenta.